martes, 3 de marzo de 2015

PREGUNTAS Y PROBLEMAS FUNDAMENTALES DE LA FILOSOFÍA.

1.   
http://filosofiavegana.blogspot.com/p/preguntas-frecuentes_407.html

1.  Las preguntas existenciales.
El ser humano es una pregunta que no cesa, un asombro ante la realidad. Es un ser que se pregunta (nivel de intimidad) y que pregunta a otros (nivel de alteridad). Etimológicamente la palabra "pregunta" procede del verbo latino precontor, que significa buscar, ahondar. Y el ser humano se pregunta por muchas cosas, tratando de buscar qué son, cuál es su sentido- si es que lo tienen- cómo funcionan, para qué sirven, etc.
Pero entre todas las preguntas hay unas que tienen más importancia que las demás: son las que el ser humano se plantea para saber qué hacer con su vida y con la que comparte con los demás (familia, trabajo, escuela, ocio, pandilla, asociaciones, etc.). Si quiere vivir la vida desde sí mismo, si no quiere ser una "marioneta" dirigida por otros, si no quiere vivirla a impulsos de lo que hacen los demás, dirigido por frases hechas o por pensamientos prefabricados (prejuicios) pero sin ser él el que lleve las riendas de la misma, necesita preguntarse por su vida y por las circunstancias que forman parte de ella. Son las llamadas preguntas existenciales: aquellas en las que el ser humano se cuestiona a sí mismo, en las que cuestiona su propia existencia. Este tipo de preguntas son imprescindibles para vivir la vida personalmente.
Actividad:.¿Todas las preguntas son iguales? ¿Por qué? 

2. Pensar razonando.
El ser humano no puede vivir sin pensar. Pero pensar y razonar no es lo mismo. Se puede pensar cualquier cosa pero no se puede razonar de cualquier manera. El razonar exige adaptarse a la realidad, poniendo orden y sometiéndose a unas reglas. Buscar la verdad razonando aproxima a la realidad, le hace al ser humano ser lo más "realista" que puede llegar a ser. Un hombre, una mujer razonables serán quienes actúen prudentemente, después de haber reflexionado sobre todos los elementos que intervienen en una determinada situación.
Y la filosofía ayuda a razonar, es decir, a combinar conceptos y proposiciones, con vistas a una acción ajustada. Sólo el pensar que razona puede resolver o hacer mirar adecuadamente los problemas que se le presentan al ser humano.
Pensar razonando es, además, una actividad necesaria, no porque el ser humano tenga capacidad de razonar, ni siquiera porque sienta curiosidad: es necesario pensar razonando para lograr una certidumbre radical que le permita saber a qué atenerse en su vida. Preguntar por uno mismo: ésa es la razón de por qué y para qué filosofa el ser humano, es la tarea fundamental de la filosofía.
Y ello, a pesar de que nada teme tanto el ser humano como pensar sobre sí mismo, cuestionarse a sí mismo. Pero entonces ¿para qué pensamos? Pensamos porque somos libres, porque no nacemos programados ni por la biología ni por la sociedad, como les sucede a los animales que no necesitan pensar.
Actividad:
1.¿Es lo mismo pensar que razonar? Explícate.
2.¿Por qué razonar es una actividad necesaria?

3. Otras formas de pensamiento.
Sin embargo, los seres humanos no siempre han usado la razón para saber a qué atenerse. Hasta hace aproximadamente 2.600 años, para decidir qué es lo que iban a hacer con su vida, "pensaban", pero no lo hacían racionalmente. Su pensamiento estaba ligado a la fe, a la imaginación, al valor de la tradición (pensamiento mítico), pero no a la razón (lógos). Fueron los griegos los que, en el siglo VI a. C., comenzaron a usar ante todo la razón y, desde entonces, se confía en ella como el instrumento más idóneo para contestar adecuadamente a todas las preguntas incluidas aquellas en las que el ser humano se pregunta por sí mismo.
Actividad:
1.¿Pensamiento y razón siempre han ido de la mano? Razona tu respuesta

4. Problemas y preguntas.
4.1. El planteamiento de problemas.

Un problema es una dificultad, un asunto que se necesita resolver. El ser humano necesita pensar porque la realidad le resulta problemática. Y no es que la realidad sea problemática en sí misma, sino que es él quien la percibe como problemática.
Los problemas, explícita o implícitamente, suelen tener la forma de preguntas, aunque haya muchas preguntas que no traten de solucionar problemas. Un problema bien planteado es, en gran parte, un problema resuelto. En filosofía, la actividad de los grandes pensadores ha consistido no tanto en resolver los problemas cuanto en cambiar el planteamiento de los mismos. En general, se puede afirmar que la manera específica en que se plantea un problema está en función de las representaciones mentales que acontecen en un contexto cultural e histórico determinado.
4.2. Especificidad de los problemas filosóficos. Hay diversos tipos de problemas. Puede hablarse, por ejemplo, de problemas subjetivos- cuando lo que se trata de hacer es resolver una dificultad que le atañe a "uno mismo"- y de problemas objetivos- cuando el asunto supone una dificultad "en sí mismo"-, También puede hablarse de problemas teóricos- los que afectan al ámbito de la realidad- y prácticos- los que atañen al comportamiento- ; dentro de los teóricos: científicos, técnicos, filosóficos, etc.
Los problemas filosóficos son problemas teórico-prácticos- reflexionan sobre la realidad con vistas a orientar la acción del ser humano- que poseen tres características:
*al intentar solucionarlos se ponen en funcionamiento conceptos abstractos, es decir, no remiten a objetos materiales;
*sus posibles respuestas se implican o condicionan mutuamente;
*alcanzan dominios que conciernen a los humanos en general y a cada humano en particular.
Si cualquiera de estas características no estuviera presente, entonces no se trataría propiamente de problemas filosóficos.
 Actividad:
1.¿Problema y pregunta es lo mismo? ¿Por qué?
2. ¿Qué hace que un problema sea filosófico?
3.¿Qué diferencia hay entre un problema teórico y un problema práctico?

4.3. La filosofía pregunta siempre. La filosofía no es otra cosa que un conjunto de preguntas. El filósofo ilustrado I. Kant decía: "¿Por qué la naturaleza ha introducido en nuestra razón la pregunta y la necesidad de buscar contestación si no fuese uno de sus más importantes problemas?" Y añadía: "La pregunta se impone. Llega un momento en que ya no se puede seguir eludiendo ni permanecer en la opinión acostumbrada".
Sólo la filosofía pregunta por toda la realidad y, sobre todo, por el qué y quién es el ser humano en tanto hacedor y portador de sentido, es decir, de proyecto con finalidad para su existencia. La filosofía jamás interesaría a nadie si no fuera porque se hace preguntas que pretenden orientar la vida del ser humano: "La filosofía no sirve para nada. Para nada más que para aprende a vivir".
La filosofía surgió como esfuerzo de reflexión radical y crítica sobre los problemas fundamentales a los que el ser humano hace frente desde la infancia. A diferencia de los demás saberes, la filosofía consiste en ser camino o método de saber que renuncia a ver todo claro, pero no renuncia a preguntar.
Y las preguntas filosóficas, como en general todas aquellas preguntas que no llevan al se dice sino las que conducen al saber sobre la realidad, a la reflexión, al bien juzgar, suscitan inquietud. Para filosofar hay que ser valientes y reconocer que no se ven las cosas claras. No hay más que recordar una de las expresiones inaugurales de la filosofía, en concreto aquella de Sócrates, que afirmaban continuamente: "sólo sé que no sé nada". Y es que toda filosofía se inicia a partir de un ámbito de inseguridades, que en pequeña porción delata temor y, en gran parte, impotencia.
Actividad:
1.¿Sirve la filosofía para algo?
2.¿Qué significa la frase de Sócrates? 

4.4. Filosofía y duda.
Para algunos, la filosofía se empeña en convertir en problema lo que parece obvio y, sin embargo, sólo ella rompe el automatismo de las propias percepciones. Fue el camino que siguió, por ejemplo, Descartes que intentó construir toda su filosofía a partir de la duda: "Nada nos conduce mejor a un conocimiento cierto que el que nos acostumbremos a dudar de todas las cosas".
Sólo se puede encontrar algo si se busca continuamente, y ésta es la razón por la que la duda es tan valiosa. Si se deja de buscar, se pierde cuanto se había encontrado, y cuanto más se encuentre, más necesario es buscar. Si no se busca, ¿cómo se quiere encontrar?
La filosofía no proporciona ni la relativa seguridad que ofrece la ciencia, ni el placer que produce el arte, ni el consuelo que brinda la religión: por justificables que sean. El beneficio de la duda filosófica es el no instalarse en ella sino el indagar para superarla. La filosofía es como una doble manía divina: erótica-deseo de saber- y dialéctica- diálogo que busca-; un diálogo abierto que puede llena toda una vida: salva al ser humano al cercenar las apariencias; cuida, delimita, aclara su pensamiento, y le orienta a la hora de decidir cómo va a vivir su vida. Y es que la duda, representada por la pregunta adecuadamente formulada, proporciona los mínimos para saber qué hacer. Es mejor la duda- pues va emparentada con la pregunta-, que la afirmación, al menos la que no se demuestra. La duda conduce a la búsqueda y ésta es camino de la condición humana que abre al diálogo como virtud y a la virtud del diálogo.
La duda posee una gran eficacia, no sólo desde el punto de vista histórico sino también sistemático. Saber que no se sabe nada abre la puerta a las preguntas y a la sistematización. La obra de Descartes es un ejemplo de ello. Partiendo de la duda, una duda en este caso metódica, construye paso a paso su sistema filosófico. Realiza la tarea de los prisioneros del "mito de la caverna", que como decía Platón "se parecen a nosotros punto por punto, porque no creemos que pueda existir otra realidad que la de las sombras. Y ese es el estado de la naturaleza humana con relación a la ciencia y a la ignorancia". Se trata de la ardua tarea de ir de lo aparentemente claro a lo oculto, no a la inversa. Por eso la educación  requiere esfuerzo.
Si la duda es tan beneficiosa, ¿por qué se tiene a veces miedo a la duda y a las preguntas que le hacen a uno y a las que él mismo se hace? Porque ante las preguntas que se le hacen a uno se responde a veces con desacierto, y a las que uno se hace a sí mismo se suele responder con desconcierto. No se da la misma respuesta a la pregunta "¿qué has hecho?", que a la de "¿qué he hecho?" En ésta no hay escapatoria, porque uno se enfrenta a la propia conciencia. La seguridad es siempre más cómoda, menos inquietante. De ahí el miedo a la duda.
Actividad:
1.¿Qué sabes de la duda?

4.5. Las preguntas de la ciencia y las de la filosofía. Las ciencias formales, naturales y experimentales se basan en axiomas, en postulados, en supuestos que no se plantean y todas ellas albergan un acervo de preguntas y de respuestas. Pero las preguntas de las ciencias poseen un tope: los postulados, axiomas y supuestos sobre los que se apoyan cada una de ellas a la hora de preguntar. Sin embargo, la filosofía carece de topes. Si la ciencia dice, por ejemplo, que "los materiales se dilatan con el calor", o que "todos los cuerpos con carga negativa atraen a los de carga positiva", la filosofía puede seguir preguntando sobre esas afirmaciones: ¿son correctos los razonamientos que han llevado a esas afirmaciones?, ¿se puede afirmar de un todo lo que se ha descubierto sólo en algunas partes de ese todo, por muy frecuentes que éstas sean?, ¿en qué condiciones o qué valor poseen las afirmaciones que se realizan sobre la forma científica de razonar? (Estas preguntas plantean los dos problemas más serios del método experimental: la inducción y la verificación de hipótesis).También hay otra serie de preguntas que la filosofía se hace sobre las afirmaciones científicas, éstas más relacionadas con la puesta en práctica de los descubrimientos científicos: el hecho de que algo se pueda hacer técnicamente ¿quiere decir que se puede hacer moralmente? Se sabe, por ejemplo, cómo manipular los genes para conseguir unas determinadas características en un feto humano, pero ¿se puede hacer moralmente? Se sabe también cómo provocar físicamente un aborto, pero ¿se puede moralmente abortar?
Desde luego la filosofía no puede responder a todas esas preguntas de manera definitiva. De ahí que empiece, siga y acabe en incesante pregunta por la verdad. ¿Para qué? No para complicar la vida del ser humano, sino para aclararle, para permitirle saber qué hacer con su vida, para posibilitarle que acierte con su camino, con su vivir y con su destino: lo que no es un pretexto ni un lujo, sino una "necesidad", si se quiere vivir la vida personalmente.
Las preguntas pueden servir para recibir información sobre determinados asuntos, o para comprender problemas y contrastarlos. Es lo que ocurre en el caso de las ciencias. Pero en filosofía la pregunta llega más allá de la simple comprensión. ¿De qué manera? Clarificando los pensamientos, conduciendo hacia nuevas actitudes, valorando éxitos previos o aprendiendo de los fracasos, facilitando posibles alternativas que el preguntante encuentra en forma de respuestas libres de prejuicios. No se trata del juego gano-pierdo de la discusión, sino de la respuesta que posibilita la clarificación de la verdad que está por llegar, de la actitud que habríamos que cambiar. Decía Platón: "Al ser interrogados los hombres, si se les hace la pregunta bien, responden de por sí todo tal y como es". Por eso, se puede considerar el pensamiento filosófico no sólo como un conjunto de preguntas fundamentales, sino como el preguntar mismo.

Actividad:
1.¿Cuáles son las ciencias formales? ¿Y las experimentales?  
2. Define: axioma y postulado 

5. Las preguntas fundamentales de la filosofía.
5.1. Algunas de las preguntas de la filosofía.

El filósofo alemán I. Kant resumió la reflexión filosófica en cuatro preguntas fundamentales que, en su opinión eran las que acuciaban a todo ser humano.
La primera de ellas era ¿Qué puedo saber?. A responder a esta pregunta, que en el mundo moderno fue posiblemente el problema que con más urgencia inquietó a todos los filósofos, dedicó su obra Crítica de la Razón pura. Al margen de lo que este pensador afirmara en esa obra, es claro que al ser humano se le plantean una gran variedad de preguntas en torno al tema del conocimiento.
¿Qué relación existe entre el conocimiento sensible y el conocimiento intelectual? ¿Puede alguno de ellos llegar a conocer la realidad tal como es? ¿Cómo tiene que funcionar el pensamiento para alcanzar la verdad? ¿Existe, de hecho, la posibilidad de llegar a la verdad?
Estas preguntas, planteadas así o de otra manera, son algunas de las que se hace la filosofía relacionadas con el problema del conocimiento. A la disciplina que se ocupa de  responder a esta pregunta se le denomina epistemología (del griego episteme, que significa ciencia) o teoría del conocimiento.
La segunda de las preguntas que se hacía Kant era "¿Qué debo hacer?". Enfrentarse a ella fue el objetivo de su Crítica de la Razón práctica, una de las grandes obras en ética.
El tercer tipo de preguntas de Kant giran en torno a "¿Qué me cabe esperar?" lo trata en su Crítica del Juicio. Son preguntas relacionadas con el universo, la muerte, la nada... La disciplina que se encarga de estas preguntas es la metafísica.
Y, por último, la cuarta pregunta es una pregunta que puede ser el resumen de las otras tres: "¿Qué es el hombre?". La disciplina filosófica encargada de esta pregunta es la antropología.

Actividad:
1. Haz un cuadro relacionando la pregunta de Kant, la obra que la trata y la disciplina encargada de ella. 

5.2. Las preguntas filosóficas y el diálogo.
Cuando el ser humano se pregunta- y razona, siente y habla-, la palabra tiene el poder de construir su vida personal y la de la comunidad. Por eso, una sociedad que desprecia la pregunta y la palabra se descompone: preguntar es un acto moral que exige extrema responsabilidad.
Uno de los problemas de la sociedad actual es precisamente que se ha perdido la confianza en que las palabras reflejen la realidad de las cosas y que trata de evitar las preguntas. Los medios de comunicación han llevado a que las conversaciones, el trabajo, e incluso las clases, estén plagadas de juicios afirmativos o negativos, y pocas veces de preguntas.
Una pregunta bien formulada, si no depara contestación definitiva, conduce a ulteriores preguntas que cada vez clarifican más el problema. Y es que, al responder a ella, aparecen normalmente nuevas preguntas y problemas que no se habían conjeturado. La solución de muchos problemas sólo puede llegar, como decía Platón, "después de una larga convivencia con el problema y después de haber intimado con él".
Además, hay que tener en cuenta que preguntarse por la realidad es interpretarla y la interpretación es inevitablemente personal. La interpretación es, en un primer momento, ruptura de prejuicios o de juicios- ideas y creencias- inservibles por incompletas y, en un segundo paso, construcción de otras nuevas más adecuadas a la realidad.
Por eso, la verdadera interpretación hace que la palabra deba ser comprendida de manera plural, y abra el paso al diálogo, ya que razonar no es algo que se deba hacer en soledad, sino que se ha de "inventar" al comunicarse y confrontarse con los demás, sobre todo en la conversación, o mejor aún en el diálogo. La pluralidad concita la libertad de los seres humanos. De ahí que la realidad aparezca siempre cubierta por una pátina de interpretaciones o creencias, aunque las creencias no den soluciones definitivas sino sólo esperanzas, porque la vida es inseguridad y, a menudo, contradicción.
Si se quiere razonar adecuadamente para resolver los problemas que se le plantean al ser humano, no sólo hay que ser capaz de razonar, sino también debe desarrollarse la capacidad de dejarse convencer por las "mejores razones", vengan de donde vengan. No basta con ser racional, hay que ser razonable.
El intento de los diálogos socráticos, con los que se inaugura la actividad filosófica, no era tanto el de refutar las tesis de los interlocutores de Sócrates, como el de sacar a la luz sus malas disposiciones para tratar de sanearlas.

Actividad:
1.¿Qué relación hay entre la filosofía y el diálogo?
2. Comenta la frase: "No basta con ser racional hay que ser razonable" 

6. Cuatro problemas fundamentales en filosofía.
La filosofía se ocupa de cuatro campos de estudio que son:
a) La realidad. Las partes de la filosofía que lo tratan se denominan filosofía de la Naturaleza y Metafísica.
Los primeros filósofos eran físicos o filósofos de la naturaleza. En la actualidad seguimos intentando componer el "puzle" sobre la realidad. Seguimos recomponiendo las piezas sobre sus componentes últimos (microcosmos), pero también las de sus grandes magnitudes (macrocosmos), sus formaciones en cúmulos, galaxias, etc. Aportan datos para ello la astronomía, la física y química de partículas, etc.
Desde otra perspectiva que desemboca en la filosofía del conocimiento (epistemología), tenemos la pregunta metafísica por el Ser frente a la nada. Aportan datos la neurofisiología, la psicología, la psiquiatría, la literatura, etc.
b) El conocimiento. La parte de la filosofía que lo trata se denomina epistemología o teoría del conocimiento.
Respecto a este problema, tradicionalmente se ha producido un debate epistemológico entre empiristas y racionalistas. Los primeros sostuvieron que la experiencia sensorial era el nutriente de nuestro conocimiento, e incluso su principal limitación; ciertamente nos cuesta mucho más sostener aquello de lo que carecemos de experiencia.
Los racionalistas sostuvieron la autonomía de la razón, sin dependencias sensoriales, e incluso algunos de ellos llegaron a firmar que venimos a la existencia dotados de ideas innatas, o bien preexistentes. En el siglo XVIII Kant elaboró una síntesis de ambas posturas, según la cual poseíamos unas facultades universales que generaban elementos estructurales universales, continentes independientes de la experiencia, y por otra parte teníamos los contenidos sensoriales de la experiencia, particulares de cada ser humano. En la actualidad seguimos hablando de estructuras universales de base fisiológica, capaces de generar pensamiento, que goza de cierta autonomía respecto a la experiencia. Pero lo que han corregido Piaget o Chomsky es que los esquemas del pensamiento no son la consecuencia de la experiencia receptiva y pasiva, sino que por el contrario se requiere que un sujeto activo interactúe con un medio estimulante.
c) El ser humano. La parte de la filosofía que lo trata se denomina antropología.
Los filósofos han indagado en su naturaleza específica, diferente a otros seres vivos, frecuentemente por un interés educativo y moral, es decir querían saber del ser humano para educarlo sin violentar su ser propio y genuino, buscando su felicidad.
Hoy en día asistimos al desvelamiento del genoma humano, tras veinticinco siglos de intentos, y a la vez las ciencias sociales nos aportan datos muy interesantes sobre lo que moldea la cultura y los grupos.
Nuestro conocimiento exhaustivo del ser humano sigue siendo un reto, pero nuestra comprensión ha avanzado, en la medida en que hemos identificado variables relevantes que nos pueden ayudar en el pronóstico de su comportamiento, tradicionalmente considerado libre.
En la antropología es difícil sintetizar todas las posturas, pero podemos hacer un acercamiento proponiendo el doble planteamiento entre la concepción substancialista y la relacional. Para la concepción primera el ser humano puede considerarse individualmente, ya sea desde sus facultades racionales, espirituales, etc., ya sea desde sus dimensiones irracionales, apetitivas, inconscientes, etc. Para la otra postura el ser humano sólo se entiende desde un punto de vista sistémico, integrado en un dinamismo funcional en el cual cobra sentido su ser y sus actos, en el seno de una cultura. Desde la antropología filosófica se han aportado las concepciones abstractas del ser humano, en tanto que desde la antropología cultural se han enfocado las claves socio-culturales de su comprensión en el seno de las comunidades.
d) La felicidad.La parte de la filosofía que la trata se denomina ética o teoría moral.
Saber vivir, saber ser feliz en vida no siempre es fácil; los filósofos han vinculado el tema tanto a condiciones sociales (ética colectiva), como individuales (ética individual), pues parece que ambas dimensiones inciden en aquella búsqueda.
Algunos autores han propugnado cambios importantes en el orden social; otros han puesto el acento en las opciones que dependen de nuestras propias decisiones y han pretendido enseñarnos el arte de vivir mejor. La reflexión sobre nuestras normas, especialmente las normas morales, y los principios (valores) que las inspiran es una constante de la filosofía desde sus orígenes.
En la actualidad muchos terapeutas, médicos y otros consejeros indagan en técnicas diversas encaminadas al mismo fin, y extraen consecuencias de estas experiencias.
Respecto a la ética, el debate se entabla entre quienes consideran que la vida buena es una cuestión individual de interpretación de la realidad circundante, de "tomarse las cosas con filosofía", etc. y quienes por el contrario creen que es una cuestión social e incluso universal, de cambiar las cosas desde lo que son, desde su ser, hacia lo que deben ser, hacia su deber ser. Desde el punto de vista individual la ética se concreta en una serie de recetas terapéuticas para evitar el mal y vivir bien, lo que importa en definitiva es la felicidad individual. Pero desde el otro punto de vista la vida buena depende de las condiciones sociales, sin las cuales, por mucha meditación o mucha interpretación positiva, el ser humano no conseguirá sino un escape o una vida de evitaciones; es cuestión de cambiar el orden social y crear una situación mejor de hecho, como condición necesaria del posterior aprecio y disfrute; aquí lo que importa es la justicia, empeño que requiere soluciones que trascienden lo individual e incluso lo comunitario, porque limitarse a estos confines no garantizaría suficientemente los cambios.
Otro debate permanente se ha establecido entre las denominadas éticas materiales, propuestas morales que apuntan a algún fin concreto, un "producto final", a lo que hay que hacer y que polariza las acciones en buenas y malas, en función de que se encaminen al fin o de que se aparten, y en el otro lado del debate tendríamos las denominadas éticas formales, que prescinden de tal concreción y ponen el énfasis en los procedimientos, en el cómo y no en el qué, en el modus operandi.

Actividad:
1.Haz el esquema de este apartado 

7. Preguntas sobre la realidad.
Hemos hablado de distintas preguntas que se han hecho los filósofos. Vamos ahora a intentar entrar en una de esas preguntas, en la pregunta por la realidad.
Hay una parte de la filosofía que se plantea preguntas sobre la realidad y preguntas sobre Dios, el espacio y el tiempo, el origen y la finalidad del mundo y otros temas abstractos y muy generales como ¿cuál es la naturaleza del ser humano?,¿qué hacemos aquí?, ¿qué sentido tiene nuestra vida? La metafísica es la parte de la filosofía que reflexiona sobre la naturaleza general de las cosas y propone un conjunto organizado y razonado de respuestas acerca del mundo como totalidad. Se trata de una reflexión que va más allá de lo que se sabe y, según algunos filósofos, de lo que se puede saber. De ahí que, quizá, hacer metafísica sea pensar más allá de lo que se puede o se debe pensar.
7.1. ¿Qué es lo que existe?
Llamamos realidad a lo que existe, pero ¿cuál es su naturaleza? En general, los filósofos metafísicos se han esforzado por comprender la realidad y hacerla compatible con las ideas de pluralidad, movimiento y cambio. ¿Son reales los cambios o se trata de una simple apariencia? ¿La realidad es una o múltiple? ¿Cómo cambia la realidad?
En un extremo estarían los que defienden la existencia de un solo tipo de realidad, sea esta material o espiritual. Si solo se admite la existencia de un único tipo de realidad, la metafísica en cuestión se denominará "monista". Si se defiende la existencia de más de un tipo de realidad, hablaremos de una metafísica "pluralista".
Si se considera que la realidad es material y que, por tanto, todo lo que existe tiene las propiedades de la materia, la metafísica se llamará "materialista"; en caso contrario, hablaremos de metafísica "idealista" o "espiritualista".
Los primeros filósofos fueron principalmente metafísicos y se interesaron por estudiar el carácter de la naturaleza como un todo. Su reflexión les llevó a plantearse el origen del mundo, su esencia y los cambios observables. Algunos filósofos afirmaron que lo que existe fue creado; otros, que existe desde siempre. Algunos pensaron que la pluralidad y diversidad de las cosas que existen en el mundo es más aparente que real, y que toda esa pluralidad está formada, bien por una única sustancia o componente último de las cosas, bien por la combinación de unas pocas sustancias. Algunos razonaron que la pluralidad y diversidad, el cambio y el movimiento son imposibles y, por tanto, que todo lo que vemos con nuestros ojos no es real. Otros, en fin, trataron de hacer compatibles las exigencias de la razón y los datos sensoriales.
Hay explicaciones metafísicas, como la de René Descartes (1596-1650), que admiten la existencia simultánea de realidades espirituales (el alma humana, Dios) y materiales (los objetos físicos). En este sistema, el ser humano sería un compuesto de alma y cuerpo.
Otros metafísicos, como George Berkeley (1685-1753), solo admiten la realidad espiritual.
Para Baruch Spinoza (1632-1677), solo hay una realidad infinita y eterna (el espíritu o la materia) a la que puede llamarse "Dios" o "Naturaleza".
Así pues, la metafísica encamina el pensamiento hacia temas que están más allá de lo que puede comprobarse, ya que aborda asuntos inobservables, en donde no cabe experimentación alguna. No obstante, si la razón se mantuviese en los estrictos límites de la experiencia o de las ciencias no podría responder a ninguna de las preguntas que nos planteamos sobre la existencia, la vida y la muerte, dios o el ser humano. De ahí que, para muchos filósofos, la metafísica sea la piedra angular de la filosofía.

Actividad:
1.¿Qué sabes del monismo? ¿Y del pluralismo?
2. ¿Qué sabes de las metafísicas materialistas?
3.¿Y de las espiritualistas o idealistas?
4. ¿Cuál es la idea fundamental de Descartes? ¿Y de Spinoza? 

7.2. ¿Por qué existe algo en lugar de nada?
Esta es la pregunta metafísica definitiva: ¿por qué existen las cosas? Con ella se trata de alcanzar la razón última de la existencia de la realidad. Esta pretensión se construye sobre la idea de que todo lo que existe y todo lo que sucede ha de tener una razón de ser que lo explique. Quizá esta demanda de razones- el llamado "principio de razón suficiente"- sea una exigencia inevitable de la razón humana.
Si todo tiene una razón y no hay evento sin causa- el llamado "principio de causalidad"- preguntarse por la causa de la existencia es preguntarse por la causa de la causa, y así sucesivamente, hasta remontarnos, si ello es posible, a la causa de todas las causas, a una causalidad o razón de ser última.
Esta potencialidad del principio de razón suficiente es lo que hace tan difícil restringir su uso a los hechos observables y lo que explica el salto desde la física a la metafísica. La razón metafísica se remonta hacia el fundamento último de las cosas para buscar el origen y la causa primera de todo y esto a veces lleva a la teología natural o racional.

Actividad:
1.¿Qué es el principio de razón suficiente?
2.¿Y el de la causalidad?

7.3. ¿Existe Dios?
Según la metafísica tradicional, la razón de ser, causa última y soporte del universo, es Dios. Pero ¿existe Dios? La idea de Dios puede ser pensada y no contiene ninguna contradicción interna, Es más, como apuntó I. Kant(1724-1804), es una idea que resulta, por así decirlo, del uso de la razón. Pero, lógicamente, no se puede confundir "pensar" con "conocer", ni deducir la existencia de algo a partir de su idea, a pesar de que esta no sea contradictoria en sí misma.
El tema de la existencia de Dios es otro de los grandes problemas metafísicos. Y la respuesta a este problema depende de lo que se entienda por Dios. ¿De qué estamos hablando cuando hablamos de Dios? En este asunto no hay una única respuesta ni tampoco la suficiente unanimidad como para poder dar el tema por zanjado.
Aunque, en general se ha defendido que Dios es alguien diferente o algo más que la totalidad del Universo, a veces se identifica a Dios con el universo como si se tratase de dos formas distintas de hablar de lo mismo. Estamos ante la posición denominada "panteísmo" (todo es Dios). Desde esta óptica, Dios no es un ser ajeno al Universo o distinto de este. Todo lo que existe es una única sustancia, llámese "Dios" (naturaleza que crea) o "Universo" (naturaleza creada). Entre los filósofos panteístas tenemos a Spinoza (1632-1677), para quien Dios no es un ser personal, que recibe plegarias, castiga o premia a los humanos y realiza milagros. Para Spinoza, Dios se confunde con la naturaleza eterna (deus sive natura).
La idea que defiende la existencia de una sustancia sobrenatural de carácter espiritual que creó el mundo y se ocupa de él se denomina "teísmo". El teísmo, en principio, es una posición religiosa, pero fue compartida por la mayoría de filósofos del Occidente cristiano. Sin embargo, a partir del siglo XVII, con los avances científicos de la modernidad y la progresiva liberalización de la razón frente a la autoridad de la Iglesia, el teísmo entró en crisis, al menos en los ambientes intelectuales de la época. Muchos filósofos comenzaron a defender una religión natural y una moral independiente de tutelas eclesiásticas. Su posición se denominó "deísmo". Los deístas no negaban la existencia de un creador del universo, pero sí se manifestaron contrarios a las intervenciones divinas que explica la Biblia, que consideraron meras supersticiones. El filósofo Voltaire (1694-1778) constituye un modelo de intelectual deísta.
En la modernidad también hubo filósofos ateos. El "ateísmo"sostiene que no hay Dios en absoluto, aunque los pensadores que mencionaremos dirigían sus ataques contra el Dios cristiano de la tradición occidental y contra los teístas, en general.
Fueron ateos algunos ilustrados como Denis Diderot, el barón d´Holbach, Julien de La Mettrie o Jean le Rondd´Alembert, todos ellos del siglo XVIII y, posteriormente, Ludwig Feuerbach (1804- 1872), Karl Marx (1818-1888) y el que quizá sea el ateo más combativo de la historia del pensamiento, Friedrich Nietzsche(1844-1900). También los existencialistas Jean- Paul Sartre (1905-1980) y Albert Camus(1913-1960) y uno de los más importantes filósofos del siglo XX, Bertrand Russell(1872-1970), se manifestaron abiertamente ateos y criticaron las ideas de Dios y del alma inmortal.
Otro de los filósofos más influyentes de la modernidad fue David Hume (1711-1776). Hume era escéptico y, en relación con nuestro tema, adoptó una posición coherente con su escepticismo: criticó las pruebas de la existencia de Dios y pensó que tales pruebas no podían sacarle de dudas. En consecuencia, sembró el terreno para el agnosticismo. El agnosticismo sostiene que no tenemos ninguna razón que permita decantarnos a favor o en contra de la existencia de Dios. Algo similar logró Inmanuel Kant (1724-1804) con sus obras. A partir de su "Crítica de la razón pura" quedó demostrada la falta de solvencia de los argumentos a favor de la existencia de Dios.
Si la razón no puede demostrar nada, solo queda el camino del agnosticismo o bien la afirmación de la fe como única vía para adquirir certeza sobre la existencia de Dios. Esta última es la actitud fideísta. El fideísmo sostiene que los argumentos racionales son innecesarios en un tema que se apoya en la experiencia religiosa y no en la filosofía.

Actividad:
1.¿Qué sabes del panteísmo? ¿Y del teísmo? 
2.¿Y del deísmo?
3.¿Y del agnosticismo?
4.¿Y del ateísmo?
5.¿Y del fideísmo?


7.4. ¿Existe el alma humana?
Algunos sistemas metafísicos han defendido que, además del mundo físico y, eventualmente, de Dios, la realidad incluye sustancias espirituales como el alma de las personas. En estos sistemas, el alma es considerada la sede del intelecto y la voluntad; gracias al alma, el ser humano sabe lo que quiere y puede elegir libremente.
El alma, en las versiones más antiguas, es lo que da vida a los cuerpos, lo que les anima y mantiene activos. Este fue el sentido que recogió Aristóteles en sus obras. Para Aristóteles (384-322 a.de C.), "alma" significa "principio de vida", de modo que, por definición, todo ser viviente, y no solo los seres humanos, tiene alma. El alma, para Aristóteles, es la forma del cuerpo, es decir, el principio organizativo y la manera especial de comportarse que tiene cada cuerpo. De ahí que constituya con el cuerpo una unidad y sea inseparable de él. El alma en Aristóteles puede ser simplemente vegetativa (propia de las plantas, animales y humanos), sensitiva (propia de los animales y humanos) y racional (propia de los humanos). En este planteamiento, el alma no tiene por qué ser espiritual; podría ser, en términos actuales, una cadena de ADN, encargada de mantener con vida a los seres vivos y proporcionar a cada uno de ellos su peculiar "manera de ser".
Sin embargo, sobre todo a partir de la Edad Media, cuando se dice que el ser humano tiene alma, generalmente se quiere decir algo más, o algo distinto, a lo que defendía Aristóteles. En general, se quiere decir que, además de vida, sensación y razón, el ser humano posee un componente inmaterial que le singulariza y que es inmortal. En otras palabras, el alma es considerada la parte no material y esencial del ser humano; está temporalmente unida al cuerpo y no puede morir. Del alma depende todo aquello que distingue al ser humano del resto de cosas del Universo: su capacidad para pensar, su voluntad para actuar, su moralidad para juzgar. Del alma dependen también la conciencia de las cosas y la conciencia de uno mismo. Esta concepción del ser humano, defendida por Platón (428-347 a.de C.) y R. Descartes (1596-1650), entre otros, se conoce como dualismo y es una de las más influyentes en nuestra cultura.
Pero sin ir tan lejos, también la moderna filosofía de la mente distingue en el ser humano una realidad física (constituida por el cuerpo y su cerebro) y una realidad mental (constituida por las experiencias, pensamientos y sentimientos de cada persona), aunque no todo los filósofos de la mente pretenden que mente y cerebro sean sustancias distintas como afirman los dualistas.
El fisicalismo sostiene que los humanos, y naturalmente otros animales, estamos hechos únicamente de materia. ¿Y qué son, pues, los fenómenos, procesos o estados mentales? ¿Qué es el dolor, por ejemplo? Según los fisicalistas reduccionistas los estados mentales no existen. Un estado mental es solo un estado físico del cerebro. Lo que llamamos "dolor" es la excitación de determinadas neuronas, pero expresado en una forma popular, nada científica, de hablar.
Según los fisicalistas no reduccionistas los estados mentales sí existen, pero dependen de estados físicos del cerebro. Los estados mentales no existirían sin objetos y estados físicos, pero no son estados físicos. Los estados mentales son propiedades de un objeto físico, el cerebro, pero no reducibles a sus estados físicos. Son algo nuevo. La excitación de determinadas neuronas acontece cada vez que se experimenta dolor, pero el dolor no es lo mismo que la excitación de las neuronas.
Según la teoría del doble aspecto, los procesos mentales son idénticos a los procesos físicos, son dos aspectos o dos maneras distintas de hablar de lo mismo. El dolor es la excitación de determinadas neuronas, pero mientras que el dolor se experimenta subjetivamente "desde dentro", la excitación de las neuronas se observa objetivamente "desde fuera". Según la teoría del doble aspecto, los fenómenos mentales ocurren en el cerebro, pero no son solo procesos físicos del cerebro. Esto significa que las neuronas tienen propiedades físicas, por su gran actividad química y eléctrica, pero producen también estados mentales, como el dolor o el deseo de comer, que tienen propiedades mentales. Las propiedades mentales, sin embargo, no son reducibles a propiedades físicas.

Actividad:
1.¿Qué es el alma para Aristóteles?
2.¿Qué sabes del dualismo?
3. ¿Qué opinión se tenía del alma en la Edad Media?
4. ¿Qué sabes del fisicalismo?
5.¿Y de la teoría del doble aspecto?


7.5.¿Es posible la libertad de la voluntad?
El alma y la mente humanas se han utilizado tradicionalmente como explicaciones de lo que los humanos somos y podemos hacer, y se las ha considerado como sede del intelecto y la voluntad. Y dado que los humanos poseemos la experiencia íntima de obrar, a veces, con voluntad libre, se nos ha caracterizado como seres libres. Así, al hablar de la libertad, nos referimos a la capacidad de la voluntad humana para actuar en la dirección elegida, elegir en qué dirección actuar. Y, precisamente porque creemos que tenemos esta capacidad, los seres humanos nos sentimos responsables de nuestras acciones.
Esta caracterización de la voluntad ha sido, sin embargo, discutida por el determinismo. El determinismo sostiene que todo evento del universo tiene una causa. Así pues, y dado que el determinismo es una teoría casi tan aceptable como el hecho de la libertad de la voluntad, el determinismo ha parecido incompatible con la libertad. Este conflicto es el llamado "problema de la libertad": si el determinismo es verdadero, la experiencia de la libertad es una ilusión, y, por el contrario, si no es ilusoria, el determinismo es falso.

Actividad:
1.¿Somos libres? Razona tu respuesta.

PARA PENSAR:
1.¿Cuáles de los siguientes conceptos te parecen de interés para la metafísica? ¿Por qué?
-el electrón- la existencia- la energía- lo incognoscible- la causa- la ecología.
2.Explica el significado de la frase siguiente: "El alma es la ilusión de creernos inmortales".
3. ¿Te parece razonable que Dios exista? ¿Por qué?
4. ¿Qué diferencia te parece que existe entre un ateo y un agnóstico? ¿Cuál de las dos posturas te parece más razonable?
5. ¿Por qué necesitamos creer que somos libres? ¿O no lo necesitamos? Argumenta cuál es tu posición al respecto.
6.En el siguiente texto sustituye los espacios en blanco por la opción que consideres más adecuada en cada caso.
"Claramente la metafísica siempre ha renacido a pesar de todos los obstáculos que se le han opuesto y no hay duda de que lo seguirá haciendo. Pero ¿cuál es la razón?, ¿por qué sucede que a pesar de todos los ataques y vicisitudes que ha sufrido a través de su historia no sólo (a:....) sino que frecuentemente surge con nuevo vigor? Una respuesta bien conocida a esta pregunta es que la metafísica es una disposición natural del (b.....). Como nos dice Kant en sus Prolegómenos: "Que el espíritu humano abandone alguna vez las especulaciones metafísicas tiene tan poca probabilidad como que dejemos de respirar por completo, para no respirar aire impuro". Aun cuando lo que consigamos con la metafísica sea algo (c:.....) no la podemos abandonar. Y no la podemos abandonar precisamente porque las cuestiones que se plantean en la (d:...) son las cuestiones más fundamentales que se pueden plantear, pues tienen que ver con el (e....) mismo de nuestra experiencia. Abandonarlas es impensable, aun cuando nunca encontremos soluciones completamente satisfactorias para ellas" (Jorge J. E. Gracia. Concepciones de la metafísica. 1998)
a. reluce, renace, resume, reorienta.
b. ser humano, filósofo, cerebro, animal.
c. desconocido, indeseable, verdadero, previsible.
d. universidad, mente, ciencia, metafísica.
e. secreto, tema, fundamento, abismo.
7. Busca en la siguiente sopa de letras QUINCE palabras fundamentales en este tema

P
R
E
G
U
N
T
A
S
O
L
R
M
D
F
R
V
L
O
C
A
A
O
A
C
A
D
M
U
I
T
Z
N
B
A
S
O
A
C
T
O
O
I
E
L
N
T
E
B
S
N
N
S
I
D
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M
O
Y
D
M
O
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P
M
V
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N
T
L
O
G
O
R
R
A
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G
A
T
E
I
S
M
O
Q
U
A
M
E
T
A
F
I
S
I
C
A


8.Intenta adivinar el nombre de los filósofos que esconden estos jeroglíficos escritos. Después busca información sobre cada uno de ellos y sitúalos cronológicamente:
a)Disco de cerámica empleado para comer¬ + Decimocuarta letra del abecedario español.
b) Masa de agua salada que cubre una gran parte de la superficie terrestre + Diez (números romanos).


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